La Calesita

miércoles, 4 de mayo de 2011

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9 de Noviembre: Día de la Libertad

Desde el año 1989 el mundo entero celebra el 9 de noviembre como una fecha clave para la libertad del ser humano: la caída del Muro de Berlín. La representación visible y tangible del aprisionamiento físico y moral del ser humano, agrietándose y desmoronándose a manos de sus otrora víctimas con el refuerzo de los que vivían en opuesto albedrío fuera de ella.

Pero, ¿porqué la importancia de conmemorar el día de la libertad? La respuesta es tan simple como el fundamento: porque es universal. Cada nación tuvo en su momento su propio muro. Sin ir mas lejos, en Latinoamérica podemos recorrer históricamente los países que sucumbieron en las mazmorras de la dictadura y que tras protestas, exilio y sangre las vieron caer estrepitosamente.

Otros pueblos no corrieron la misma suerte y continúan estoicamente sometidos a la sombra de la opresión, condenados a guardar su secreto a voces, como albañiles elevando cada vez mas la muralla de su propia prisión. Pero lo más grave es observar con asombro el resurgimiento de dictadorzuelos que con incomprensibles fundamentos se han propuesto revertir la evolución de la política y retornar a la supresión de las libertades, abanderados con la muy renombrada búsqueda de la “justicia social”.

Quizá muchos compatriotas no se sienten identificados con el suceso del muro de Berlín. En realidad, esta recordación nunca fue muy promocionada en nuestro medio, por las mismas reminiscencias de la última dictadura, cuya caída en febrero de ese mismo año hubiese sido el icono perfecto para iniciar una nueva revolución del libre pensamiento. Empleando el impenitente nacionalismo arraigado en nuestra idiosincrasia, podríamos tomar muchos momentos históricos del Paraguay para celebrar la libertad, tales como la Proclama de Independencia del 6 de enero de 1812, la promulgación de la Constitución del 25 de noviembre 1870 y hasta el mismo golpe militar del 3 de febrero de 1989.

Así se hizo en Sudáfrica, y cada 27 de abril conmemoran la realización de las primeras elecciones libres tras el apartheid como el Día de la Libertad. Muchos, bajo un manto ideológico, enarbolan la caída del muro de Berlín como la derrota definitiva del comunismo ante los derechos individuales. Pero la negación de la libre expresión va más allá de cualquier sistema de gobierno y se encuentra muy por encima de las ideologías, razón por la cual su vigencia, enmarcada en el respeto hacia los demás, es una cuestión inexcusable.

La destrucción de esa gran “muralla contra la razón” que se irguió en Berlín entre los años 1961 y 1989 se convirtió en emblema de la lucha contra la represión, y no porque haya sido oficialmente proclamado como “día mundial” en su décimo sexto aniversario, sino porque así lo han demostrado miles de personas que han dedicado su alma a la lucha frente a la insensata tiranía del que no “deja ser”.

Así lo han demostrado las lágrimas de alegría que surcaron el rostro de centenares de alemanes que pudieron al fin gritar “libertad”, mientras escuchaban los aplausos y avizoraban cada vez mas los festejos del otro lado de la pared, algo imposible de describir con palabras, y que solo puede ser comprendido como el opuesto a la sensación de abatimiento de quien, antes de ese momento, recordaba la construcción de aquél muro y analizando su realidad ha perdido toda esperanza.

El mundo entero vivió ese acontecimiento y la gran mayoría pudo sentir el revoloteo de la libertad en las entrañas al ver u oír, aunque sea desde la pantalla de un televisor o el relato de algún cronista radial, que la represión había llegado a su fin y dos mitades del mundo ya podían verse la cara sin ser sofocados con la fiereza de cascos y fusiles que tiraban a matar a cualquiera que ose anhelar un soplo de autonomía.

Nos basamos hoy en este suceso de la historia en particular, y recordando por qué no el pasado de nuestro propio Paraguay corrompido de largas y significativas dictaduras que lo acogotaron hasta el punto que lograron implantar en la mente de sus vasallos la sumisión característica de la gente de nuestra tierra. No obstante, intentaron, pero no pudieron, exterminar las ansias de superación personal de muchos y es por eso que constantemente las esperanzas reverdecen.

Este es el momento de tomar en serio las responsabilidades individuales y, porque no, colectivas para cambiar nuestra indiferencia por la búsqueda de mejores rumbos para la nación, los cuales indefectiblemente estarán guiados por el fuego de la libertad.

La siguiente frase es un intento de condensar la idea: “La deserción de las minorías selectas directoras se halla siempre en el reverso de la rebelión de las masas” (José Ortega y Gasset, La Rebelión de las masas).

Noviembre de 2007, Apertura del Foro del día de la Libertad realizado en el Salón Comuneros de la Cámara de Diputados.

La Calesita

Qué decadennnncia...

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miércoles, 4 de mayo de 2011

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